
22 Nov [:es]“Detrás de cada niño que cree en sí mismo, hay unos padres que creyeron en el primero”.[:]
[:es]Desde que somos pequeños vamos construyendo la autoconfianza en base a lo que recibimos de nuestro entorno. En los primeros años de nuestra vida, nuestros referentes son nuestra ama y nuestro aita (huerga decir que contemplamos toda clase de familias). Confiar en uno mismo se hace posible por la confianza que lxs demás depositan en nosotrxs. Creer en un niñx, en su grandeza, en su valía, es darle la oportunidad de creer en sus infinitas posibilidades y capacidades. Tal y como se dice en este artículo “Las alas de nuestros pequeños comienzan a tejerse cuando creemos en ellos, cuando confiamos en su verdad, en sus ilusiones y en sus capacidades”.
Las expectativas que tenemos en los demás, condicionan lo que estxs pueden llegar a hacer. Hay númerosos estudios sobre el llamado “efecto pigmalion” que demuestran hasta punto puede afectarnos, para bien o para mal, las creencias que lxs demás tienen con respecto a nuestra persona.
El artículo que hoy compartimos con todxs vosotrxs, recoge de manera muy acertada aspectos relavantes a tener en cuenta a la hora de educar y criar a nuestrxs hijxs. Además, nos facilitan una serie de pautas para fomentar la autoestima infantil.
Detrás de cada niño que cree en sí mismo, hay unos padres que creyeron en él primero
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